Todo queda en familia
Durante siglos, los miembros de las familias reales de toda Europa han contraído matrimonio entre ellos para aumentar su poder, forjar alianzas políticas y mantener el “prestigio” de sus linajes. Hoy en día, casarse con un miembro de la familia se considera tabú por razones obvias, pero los vestigios de esta práctica centenaria siguen presentes en la familia real británica.
¡La reina Isabel II y su marido, el príncipe Felipe, ¡eran parientes! Los dos miembros de la realeza eran primos terceros, lo cual no es tan malo como ser primos hermanos. La reina Victoria era la tatarabuela de Isabel y Felipe. Afortunadamente, la Corona ha flexibilizado los requisitos matrimoniales para que la realeza pueda casarse con gente común. Aun así, Guillermo y Catalina siguen siendo primos muy lejanos, ¡al igual que Enrique y Meghan!