Algo huele mal
Por muy glamuroso que pueda parecer ser miembro de la realeza, hay muchas restricciones que hacen que el trabajo sea todo un reto. Por ejemplo, los miembros de la familia real no pueden comer mariscos ni crustáceos cuando viajan o asisten a actos públicos. Aunque esto es una molestia total, el razonamiento que hay detrás de esta norma es bastante práctico.
Los miembros de la realeza no pueden comer mariscos porque corren el riesgo de intoxicarse con la comida. Los mariscos son un alimento muy delicado y no vale la pena comer ostras en mal estado. Como todos sabemos, intoxicarse con la comida es de lo peor. Imagínate lo que sería tener que dirigirse al público con el estómago revuelto y náuseas. Sin embargo, el rey Carlos se ha permitido alguna que otra probada de mariscos. Obviamente está dispuesto a arriesgarlo todo por unos sabrosos camarones.