El buque RMS Carmania
Durante la Primera Guerra Mundial, la armada alemana ideó una audaz estrategia de engaño construyendo un barco meticulosamente pintado para imitar la apariencia del RMS Carmania británico, con la intención de infiltrarse y atacar los convoyes británicos. Sin embargo, en un giro irónico, el primer buque enemigo que encontró fue el verdadero RMS Carmania.
En la batalla naval que siguió, el verdadero barco británico salió victorioso, ya que hundió con éxito al impostor. Este episodio ejemplifica la naturaleza impredecible de la guerra y las consecuencias imprevistas que pueden derivarse de estrategias intrincadas. El intento de los alemanes de camuflar su barco como si fuera el enemigo acabó fracasando, lo que demuestra la importancia de reconocer las complejidades y los riesgos que suponen los subterfugios bélicos.