El codiciado secreto de la producción de seda
El Imperio romano había codiciado la seda de China durante siglos, pero dependía totalmente del comercio a lo largo de la Ruta de la Seda para adquirirla, ya que era incapaz de producir el tejido internamente. Finalmente, en el año 552 d.C. se produjo un importante punto de inflexión cuando dos monjes indios emprendieron un viaje a China. Allí lograron aprender los métodos de producción de la seda, que eran estrechamente vigilados, y, cuando regresaron a Constantinopla, el emperador Justiniano les encomendó una tarea fundamental: sacar de contrabando gusanos de seda de China.
Esta audaz misión requirió un agotador viaje de 2 años y 6.500 kilómetros de regreso a China. Cuando regresaron con los gusanos de seda, se inició la producción nacional de seda en Constantinopla, lo que puso fin a la dependencia del imperio de la Ruta de la Seda y estableció un monopolio bizantino de la seda que floreció durante 700 años y que impulsó la economía y la influencia del imperio significativamente.